miércoles, 29 de julio de 2009

...

Una inercia que impedia todo lo propuesto,
que sofocaba el espacio,
alergiaba las razones,
pocas,
todas ellas,
entre sus finitudes y sinsentidos.

Y ella, pariendo el crepusculo.
La mirada perforadamente hundida en el vacío de la cama.
Como si algo los pudiera absolver de su sentencia.

... Y tomarse un barquito,
de esos que te llevan derechito a la mierda.