martes, 30 de diciembre de 2008

IM - ¿POSIBLE?

Salió de su casa atontado por el sopor familiar que dejaba en su cuerpo cada reunión navideña. Repasó en algunos segundos todas y cada una de ellas, que agolpándose una tras otra formaron una gran bola de imágenes que devinieron en una sola, la de esa noche, tan cargada de lo mismo: la misma gente, el mismo olor, los mismos rincones con sus adornos colgando (sólo que ahora, el rojo de las bolillas del arbolito se había tornado rosado), la misma sensación de hartazgo. Eso, más de lo mismo, pensó. Y tan sólo le bastaron tres pasos para distenderse, pensar en Beatriz, recorrer sus gestos, imaginar su voz susurrándole alguno de sus comentarios elocuentes seguidos de una carcajada estentorea. Se detuvo, y por primera vez se dio cuenta que aquello que lo empujaba ciegamente a aferrarse a su cuerpo y no soltarla nunca era la complicidad que compartían. Y empezó a jugar, primero con las que empezaban con com, complicidad, compañerismo, completitud, luego, quiso seguir sólo con las que empezaban con c, pero "complicación" se le coló en medio del intento y quedó ahí, quietita, paralizada, como atragantada en su cerebro. "Sí, es eso", se dijo hacia sus adentros. "Me gusta tanto la manera fácil con que definís lo difícil que sos". Frenó un instante. Y como si aquella palabra lograra liberarse de las grampas que la tenían aferrada a alguna pared mohosa y gris, Nené se supo tan difícil como ella. "Tal vez allí esté el secreto, murmuró, pensarnos fáciles sabiéndonos difíciles, pero nunca imposibles".

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